Ejemplo:
El viento que sale de tu boca
Es como el viento en una oscura callejuela
Cuando oyes conversar a los mayores
Oyes quejidos
Golpear una silla con una regla
Es como oír los disparos de una metralleta
Oír un perro gimiendo
Es como la sirena de un carro-bomba
Ver a dos boxeadores conectándose en un puñetazo
Es como una bala golpeando un tarro.
(Niño de 12 años de edad)
Logística
Se le pide al niño que cierre sus ojos y deje que el poema lo penetre. Al terminar de leer, se le pide que realice un dibujo de sus sentimientos sobre el poema y de lo que se percató a través de él. O se le pide que dibuje algo que le evocó el poema. Por otro lado, el niño también puede ser creador de su propio poema.
Antes de empezar una sesión de poesía, se puede hablar sobre palabras que describen sentimientos, palabras que evocan imágenes, palabras del agrado propio, o palabras que suenan duras. El hecho de experimentar con palabras y expandir nuestra percepción de ellas ayuda a escribir poesía.
A menudo con niños se utiliza una sencilla forma semejante al haiku. Un haiku es un poema japonés con tres versos de cinco, siete y cinco sílabas cada uno. El terapeuta puede emplear una forma simplificada de cinco versos consistente en una palabra, luego dos palabras que dicen algo sobre la primera, después tres palabras que dicen algo más sobre la primera, posteriormente cuatro palabras que dicen aún algo más sobre la primera y por último el quinto verso repite la primera palabra.
Alejandra
Bonita, inteligente
Le gusta colaborar
No olvides mi nombre
Alejandra.
Este es un ejemplo de la forma antes descrita. Los poemas cortos dicen mucho sobre los pensamientos y sentimientos internos de los niños. Son otra ventana que se abre a los cuartos secretos del pequeño, una rendija en la puerta, que permite que se abra cada vez más.
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